La adquisición de la autonomía es uno de los aspectos del desarrollo que más preocupa a los padres. Un consejo, es que nunca comparéis a los peques. Ni siquiera entre hermanos debéis hacerlo. Cada uno de vuestros hijos e hijas es único y tiene unas características especiales que le hacen tener un ritmo de desarrollo determinado. Y, si otros peques hacen cosas que los vuestros aún no logran hacer solos, no pasa nada. Dejad que maduren. Todos lo logramos.
Aún así, hay indicadores que nos orientan sobre los logros que los peques van adquiriendo durante su proceso de crecimiento. Poco a poco iréis viendo que los niños y niñas van haciendo cada vez más cosas por si solos y se alegrarán por ello. Y se sentirán cada vez más grandes y cada paso que den les producirá alegría y la motivación necesaria para dar el siguiente.
Y así uno tras otro. Hasta que un día, los miréis y ya no veréis a aquellos peques que intentaban hacer cosas sin ayuda, aunque la necesitaran y tendréis jóvenes con una larga vida por delante y muchos sueños y metas por conseguir.
Y, lo lograrán, porque, al igual que fueron capaces de abrocharse aquel botón, o poner la pasta en el cepillo y lavarse bien los dientes, vosotros siempre estaréis ahí para apoyarlos y animarlos. Y, por supuesto, ayudarlos en caso necesario. Pero solo cuando sea necesario o ellos os lo pidan, y no antes.
Dejemos que aprendan por si mismos. Aprenderán a ser adultos totalmente autónomos y con capacidad para superar cualquier obstáculo que se les presente.
Para que tener una idea de los pasos que van adquiriendo en su desarrollo, tenemos un mural sencillo de entender.